XXIX
Recibí en comodato su casa.
Bajé la basura en una bolsa de consorcio.
Le hice 5 agujeros
uno por cada sentido.
Cuando iba bajando por la escalera
se fueron colando por los agujeros
cáscaras de naranja
colillas de cigarrillos fideos
un líquido grisáceo
y el último componente del grupo
un dedo.
Subí la escalera
y me encogí de hombros.
¿Se dice así, no?
XXVIII
La situación no podía empeorar aún más
Me llovieron críticas de todos los sectores
Las hubo atemperadas
iracundas
La comunidad artística se me echó encima
Ríos de tinta tratando de plasmar
el drama
Como siempre los medios exageran
Hubo que hacer algunas concesiones de mala
gana
Solemnizarse un poco
Para meterme a la Iglesia del Congo en el
bolsillo
(los llenaría de gargajos)
prohibí terminantemente el uso
de preservativos de tripa de guanaco
No se habló más del tema
y todos contentos.
XXVII
Fue muy penoso haber escuchado ese lenguaje
inarticulado y semidigerido.
Me entristeció haber escuchado un tipito
decididamente feo desaguando su llaga
frente a un auditorio compuesto por mis
mejores cuadros.
La lectura afea el cuerpo
el individuo emocionalmente sano sufre una
carencia de ideas perversas.
Para que el pueblo no quede inmovilizado en
las ideas de un autor
influido por sus disturbios psicológicos
o liberado por sus espasmos neurológicos
firmé en comisión un dictamen favorable a la
nueva ley de lectura.
Cada lector deberá exigir la foto del autor
que está leyendo.
Una foto de cuerpo entero expedida por la
policía del Congo Belga
en la que se pueda visualizar la complexión
vital sin deficiencias
el cuerpo bien proporcionado y atlético.
XXVI
Lo hice cagar porque me tenía podrido.
Mientras lo increpaba lo machacaba intentó
huir.
Lo perseguí con el mayor sigilo
y disparé diez veces con potente optimismo.
Sin dudar
fiel a mis ideas radicales
le descerrajé otros diez corchazos en la
croqueta.
Después me puse a tocar el aro
con que sujetan las duelas de las cubas
las comportas los pipotes etc.
Pero el violoncello sólo emitía grageítas
gelatinosas.
Me quería matar
yo era imprescindible para mí mismo
y cuando caía en la desesperación
empezaba a valorar
ciertas obras de arte que no comprendo.
Finalmente fui a por el abogado de las partes.
La puerta estaba flanqueada por dos
Lagartijas estándar.
El tano había sido liberado
en varios pedazos.
Teníamos hambre.
Cada uno de nosotros se llevó una pieza
para la cena.
XXV
“era
junto al sonido del silencio
que en las noches imita
el bacilar de un aviso desbordado
para la ambigüedad y el orden
de las cosas arbitrarias
en que de tanto en tanto la lucidez otorga
abrepuños al pensamiento y
engulle mi certeza
asegurándome que en alguna parte está
todo irritante
para la plenitud de una muerte que gobierna no
buscando a fondo en sus
abismos cobardemente:
el
creador
en la construcción de un recinto la quietud de un intervalo aparente
nunca lo habitará terminado ni
padecerá desde sus cúpulas declamatorio
o aliviado
hablará desde los ripiosos escombros desechados que no
lo dejaron entrar y vende un terreno sin superficie
la
carencia de sus excesos conserva ratos de pensamiento
agravados
cualquiera será el obvio resultado de otra vida que se engendra
con ésta como un anticuario de imágenes
familiares
:un
cementerio practica la eyaculada concisa en que nació
su semi cierto toruno con pelos en los
sobacos:
¿cómo
sería posible un gran amor no correspondido
entre una inherencia?
se
requiere mucha fuerza para dar a luz una porquería
como
el almacenamiento desenfrenado que cerrado se arrepanza
más y más
lejano de un posible equilibrio expresivo
inexpresable: los deformantes
límites de asimilación de un sufrimiento
ingobernable estallan
todo
sucede rápidamente
a
la desertificación del cielo
nunca tanto como ahora la palabra de la verdad
hace la vertical en el renglón
de un equilibrista: todo el día había estado
entrando y saliendo de la cama
justificando el durar de una apariencia sostenida por la duda
:el practicable asco de dominación de las
quietudes adelantadas de la prudencia
todo me perenne
en
la palabra escrita soy el estuche de una dínamo parecida
ahondado...
calco mi cuerpo del espíritu y atestiguo frente a lo que pudo ser y fue
finalmente:
buscar en espíritu lo que no soy en cuerpo
fallo en la palabra dicha que tosió con ademanes el aire que
respiraba la
nómina de declives irritantes que padeció la
esperanza
–creatura: si el huevo es la
dislocación de mi nudo nupcial deicida
¿no
tosió ese huevo ya la
dislocación de un nudo semejante?
cuando a mediados de la luz huele mal el nacimiento
mal
la muerte regocija su duda en una batahola de voces desgajadas
escondida en la boca muda de esa desazón anticipada
buscando al cabo de un círculo su pentagrama ripioso de la verdad
fatigado de contrariedades y aires clandestinos adinerado de palabras
habladas se desnuca
entre la palabra escrita (la
ventanilla se asoma hacia la perversa
correntada que la desune y se disuelve en los
añicos que atravesó el tiempo
de un hombre que sube a la verdad y se
desnuca) y la palabra dicha
desde el tren: el pentagrama de
la verdad es un terraplén ripioso a la
vera del tren y no era de día aunque dos obreros
caminaban
con una linterna
mirar fijamente:
la zancadilla fue víctima de un salto
ambicionando
la
distribución de peso en el acostado
:exhalos de un cuerpo que reposa
mirada: las pupilas dosifican la
exploración que aúpa dos ojos al unísono
en el
hospital tirita el descrédito de una sobra que ve regalada su sombra:
la zancadilla
(crédito de su decodificación) bajo los barbijos vibrátiles
:una respiración sofocada
y pare
pero
no puede atravesar el himen de la madre virginal y muere
en
una incisión infligida y titiritado
aúpa enguantadas en manos
de goma a la muerte que así discurre en ciernes de la ventana
ojival
y de la avería ojal de un gran escondrijo
a que Jesús?
hay
una punzada que vaticina mirar fijamente el broche
sólo un unísono fue víctima de la zancadilla refractada que discurre
la
diminuta grisa la pereza que pringa la
entretela de los ojales
–si el sueño–
o de los ojos asqueada de las pipas que pifian
el humo de los múltiples
módulos del decaimiento laxo
cuando caen los ojos de leche la ceguera es infernal carcome
lo que se ve
hasta que todo lo que se es
:siempre hay un miedo que aterra y lo convierte en uno
a lo que mas rechaza: el ser
a pesar:
que busca siendo y en el camino es:
el encendido de un incendio
(faxeó los ojos jugándolos por las escotaduras del déficit craneano
frente)
que ese cuerpo: :diluido se incruste en el hueco de fuerza
–(bluf! apoyé la frente sobre el
mouse)–
del espacio que ocupa ese desolado cuerpo
que avanza restituyendo
regurgitando el concepto mismo de camino de la
fuerza
con
una fuerza que prescinde del cuerpo y
sin el cuerpo
deletreando los exhalos que
se conjugan en ese hueco en que posa sin cuerpo la idea susceptible
de una fuerza que
imita desesperadamente el tiempo con una excusa que lo justifique:
porque a tiempo
llega tarde
en
una milésima regurgitación de exhalos va talla su
trazo la lengua –y en el recodo
propicio no acalla (ensordecía) la verdad
bucal de la oscilada
palabra deletreando su lija
lengua: el endorsosordo
ni la irrigación encabalgándose sobre el
gesto
ni vena cava poética
ni
bailadoras dotes como ex tensión del lenguaje
una respiración esclarecida cuya espiritualidad no hace
mocos sin cuerpos y confía
en que aún son jóvenes en que no se regenerarán las peregrinaciones
de testigos que
participaron del engrupimiento
de cuerpos
con
cuerpos.
Caníbal
otro
tic
cerebra lo que celebra tu pianito de células
mentales primeras ideas
de pre-ausencia la presencia de ausencia las fotografías movidas tiritan a fuego
lento un alunamiento
de tintes opacos de montículos ahogados en la playa que la
ausencia
acalambraba
rozar sus entrañas ocasionaría la muerte
por envenenamiento
la
expectoración más profunda de un vómito no podrá reducir
al
veneno
que ya tomó forma humana
habría que morderlo en puntas de diente con suma delicadeza
su digestión exacerbada balancea
como
única condición (para devorar su propia
carne)
el no morir de hambre en lapsos de
cicatrización
que acentúan prolongados períodos
de hambruna”.
XXIV
Por negligencia de los empleados de la
Subsecretaria de Investigación de la Facultad de Literatura del Congo Belga se
extraviaron las grabaciones originales (afeminados anales).
La siguiente es una reconstrucción hecha en
base a fotos y testimonios de personas fiables que declararon sometidas a
juramento sobre algo que han oído o le han contado y trata de reproducir lo mas
fielmente posible en extensión y musicalidad la versión original.
XXIII
En los poemas que nos van a deleitar esta noche
–empecé, ensalzando la figura de mi quelonio con cara de alpargata– la
linealidad del relato sigue su encarnado hilo autobiográfico hasta la presencia
exasperante de elocuencia que va encadenado las ideas. Hasta que no publique el
libro no quiero ver a nadie me dijo hace un momento y todavía no sé si retardar
indefinidamente su salida es una excusa para no publicarlo–, tratando de convencerlo
de que tenía talento me creyó, se volvió insoportable y perdió el único talento
que tenía–. Unos poemas inéditos que tienen el mérito de no haber ganado ningún
premio, un libro esencial que aclara la mente del intelectual y fortalece el
espíritu del poeta. ¡Ishiguro!
En
tanto la última línea de créditos bajaba lentamente en la pantalla, Ishiguro se
aclaró el pescuezo y empezó.
XXII
En el bar
las Cariátides emburundanguean el agua
los rapsodas declaman antes de la contienda
con las Cariátides
la compañera Paula se agrandó las glándulas
mamarias
multiplicó el número de pretendientes
y se granjeó no pocas enemigas
que vienen con sus cuitas
con su…
a arengar el parlamento.
Yo estoy sentado en el suelo
debajo de la línea de flotación de las
palabras.
El que calla otorga un silencio sintomático.
Sea como fuere el ángulo de incidencia
de la luz o las palabras
a mis oídos sólo llegan
riffs secos y agresivos.
Un microbio sin derecho a disentir
un enano de goma verde
empeñado en compartir con nadie sus
impresiones.
Vibra el telefonino.
Meto los dedos en el anorak marrón
“Ger, en Nápoles la palmera está toda nevada.”
De índole ausente
pongo:
¿querés que te lleve una lata de atún?
XXI
Mirá Ishiguro –le advertí–
ciertos esquemas verbales
cristalizados en palabras incoherentes
están penados con la muerte.
Yo andaba con muchos problemas.
No era joda esto.
Las disensiones empezaron a escindir
las filas del movimiento
centrado entorno de un dogma
y de la idolización del jefe.
Si las heladas quemaban la producción de
berenjenas
lechuga criolla zapallito redondo
se ponía en peligro el autoabastecimiento de
la población.
Vi durante la crisis
que los empobrecidos vecinos arrinconados por
la miseria
la ambición
acuciados por deudas u otros imponderables
cedían terreno al lucro
a la especulación.
Abrían un agujero en la pared
afloraba un kiosco en el living
iban robando de a diez centavos
a los vecinos devenidos en clientes
siempre a cambio de algo que no necesitaban.
Después si alguno moría
le chupaban los tejidos blandos.
Cuando quise apelar al apoyo popular
me di cuenta de que todo estaba perdido.
Con qué virulencia se negaban los inútiles
obnubilados por el euro el oro el propóleo…
¿y mi postergada vida sexual?
Con motivo del aniversario de la muerte de Sandro
trescientas mujeres lo aclaman
revoleando bombachas
por encima de sus cabezas.
Para el mío, nadie.
Donnadie.