Siempré
habrá
alguien
más fuerte,más sabio, más rápido.
Y con 1.85 m. ni siquiera serás el último en la fila.
Estudiarás, te recibirás con honores,
abrirás tu consultorio,
ponele, de kinesiología,
y bajará un huesero de la etnia cherokee
a espantar a tus clientes.
Quedarás al borde de la ruina
y el intachable indio amasará una pequeña fortuna.
Probarás con el ateísmo,
con el alcoholismo,
intentarás abandonar el mundo con el alpinismo,
estar más cerca del sol
o de dios según tu credo,
y cuando hayas hecho cumbre en el Tronador,
encontrarás envases, restos, porquerías
de un holandés que llegó primero.
Te enamorarás perdidamente de la chica
más linda, le dirás que la amás,
tus sentimientos serán correspondidos
por un breve período de tiempo,
al cabo del cual, otro te suplantará.
Te enfurecerás,
le propinarás a tu contrincante
una andanada de patadas,
como esa vez en la barrera de Vicente López
cuando estabas de traje y mocasines,
pero vendrá un loquito inestable y te pegará un tiro,
o te arrancará una oreja.
Y cuando te pongas a narrar tus proezas,
a fantasear con la sintaxis
en un lenguaje florido lleno de oropeles,
o frío y epigramático,
un viejo poetastro del tipo Hugo Mujica obtendrá todos los galardones.
No pierdas el tiempo volviéndote malo
o excesivamente bueno,
siempre habrá un extremista peor.
Hagas lo que hagas
nunca serás el primero,
ni siquiera en saber esto.