poludio

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20.7.10

mi amigo Luisito

Para evitar influencias de obras literarias, películas o piezas de teatro, Williams Burro no lee libros, ni va al cine ni al teatro. Cuando quiere presenciar un evento cultural pasa por el kiosco de la esquina. Con los primeros compases de la democracia, la primavera alfonsinista, Luisito y Polo heredaron el local de Lacroze y Alvear y pusieron un Kiosco. Luisito es peronista. Polo antiperonista acérrimo. Luisito aguanta los trapos de la unión latinoamericana, cita a Evo y Chávez con devoción proselitista. Polo dice que son dos negros de mierda. Luisito labura a la mañana y Polo por la tarde. Oficialista a la mañana y opositor por la tarde, el kiosco es el lugar más democrático de Villa Ballester. Al mediodía hacen la caja y discuten encarnizadamente hasta que se ponen de acuerdo en no dirigirse la palabra. Todos los días la misma historia. Al mediodía Williams Burro pasa a ver la performance de Polo y Luisito. Son hinchas de Tigre y cree W. B. que es la única anomalía que se erige en torno a un núcleo de odios inconciliables. Pero seguro que su defección heterodoxa no tiene nada que ver con el fútbol.
Hoy el cabezón Alberto, que es lo menos, decía que las fans le roban los calzoncillos de la soga de la terraza. Polo estaba concentrado leyendo Olé mientras Luisito atendía a una vieja. "Che, cuánta pavada dicen acá:´Éxodo defensivo´... Fontanello no está hace rato, San Román se fue como 10 veces y de Fondacaro venció el préstamo. ¿Noticias posta, no hay?" Y dijo Luisito: "Olé y TYC, todos son unos putos, ya van a caer y van a dar información de Tigre cuando le cerremos el orto y este torneo demos que hablar... todo vuelve gente, tranqui, no pasa nada aguante El Matador".