poludio

poludio

13.12.09

fotos

    Un tipo inestable, quisquilloso, maneja un camión de garrafas. Nombre desconocido. Por la jeta, amigos y compañeros de la empresa de gas donde reporta, podrían llamarlo el moncho Fernández o el yacaré Obelar, si fuera correntino. Todo el día los artefactos campaneándose atrás de la espalda. “¿Dónde estaciono el camión de garrafas?”, piensa el troglodita con el poder de análisis de un matarife pero buen corazón, mientras mira cruzar una manada de gordas, una banda de perras en celo. Fuma. Siente el calor que le abrasa los labios. Busca escupir el cienfuegos coronitas por la ventanilla. Gira la cabeza y encuentra a Williams Burro en su campo visual, lo observa como si fueran de especies distintas. Williams Burro baja la mirada en una representación de clemencia. A otro rubro zoológico pertenece la perra castrada gorda a punto de estallar que lo mira con la sabiduría que no tiene el estado de crispación absurda inducido por la lectura de Clarín y La Nación en el metabolismo del farmacéutico que se clava tres tabletas de pastillas para los nervios. Mientras el moncho mueve los brazos, el farmacéutico observa la congestión de tránsito con un severo gesto de desprecio, como quien mira a otro cortarse la uñas en el colectivo, o descubre unas zapatillas con resortes en los pies de un integrante de su familia. El camión no estalla delante de la farmacia. La perra vuelve a alzar las orejas aliviada y el ruido del escape se diluye lerdamente a la vuelta de la esquina. Quedó nada. Quedó el farmacéutico parado en la ochava de Andrés Lamas y Sarratea con las manos y un atado de prejuicios en los bolsillos. Quedaron residuos en las miradas que se cruzaron, dolores escritos en los huesos que se articularon, pasajes cerrados al desplazamiento de las maquinaciones que no prosperan pero ahora renacen en los ojos del chofer del camión de garrafas que avanza hacia el bajo Boulogne y sube los vidrios. Del chofer que a W. B. le clavó la mirada pastosa que usó para seguirlo a través de los ojos serenos de la perra pelada del farmacéutico, quedó nada. La cabeza cargada de ideas que no germinaron, quedó el cerebro torcido bajo el efecto de las meditaciones. Quedó una interjección que olvidó citar anteriormente: ¡eh, eh! Hasta no poder seguir la ilación de las frases…
Williams Burro ahora está en Málaga, Andalucía y tuvo un extravío mientras esperaba a Dimitri Vasíliev. Proveedor de garrafas se dice butanero; garrafas, bombonas; farmacia me parece que se dice igual. Todos los días El País y La Vanguardia conspiran contra el paquistaní que atiende el estanco Pedregalejo de Juan Valera y Avenida de Elcano.
¡Eh, eh! repiten




18.7.09

título: familia ingalls
autor: germán kramer

11.4.09

el corazón de las cosas









Caminando por la vieja arenera de San Isidro vi algo que cambió el curso de mi conversación con los modelos mentales. Era la complexión vital de una forma transformada por el agua o por el fuego. La exaltación del rojo por el verde de los pastizales y sobre todo un componente de crueldad, un ingrediente agreste me llevó a racionalizar poéticamente sobre el origen. Era un pedazo de plástico del tamaño de una víscera, del color de una víscera. Al alzarlo me di cuenta que era un macizo conglomerado de pequeñas formas fundidas por el fuego. Al girarlo en las manos me di cuenta que tenía una vitalidad inagotable. Era más que un pedazo de basura arrastrada por la corriente del río. Lo metí en el bolsillo de la campera y emprendí la vuelta. Lo saqué y lo observé meticulosamente. Pasé los dedos por las circunvoluciones de su musculatura. Todavía tenía arena de río en los pliegues. Pastizales-río-arena. Fantaseé con la corriente ancestral del Río de la Plata. Pensé que sólo en lo filosófico y especulativo predomina el mito a expensas del componente histórico y humano. Con la mitad del territorio cubierto por las aguas y la otra por el fuego, el concepto de transformación era el más válido para explicar su esencia, para reducir su ser a un común denominador. Dicho de otro modo, si cargaba ese objeto de sentido, en qué me estaría transformando.

22.3.09

había visto suficientes porquerías,
habían dejado de gustarle casi todas las cosas.
había vulgarizando deseos más puros
las cosas empezaron a andar mal y después a empeorar.
o primero a andar mal, después a empeorar.
no importa.
esa lectura lo intoxicó durante años, lo afeó.
del parche tirante del bombo
nació un pecho lleno de bebé
con todos los pensamientos que nacen
de la funeraria idea de la muerte.

casi la queda.
en lo gubernativo
ahora su hermana lo cuida y lo disfraza,
le compra ropita en Bensimon
que él se pone obedientemente
por la humana cabeza o las piernas de langosta,
a veces
de camino a la estación se da cuenta en alguna vidriera,
le queda como el orto

la muerte con lucidez no entra,
entrará con un cuadro de embotamiento,
que como bebé para durar despierto
se frota los ojos sin logro ni efecto.

pero eso tampoco le importa.

25.2.09

se desmenuza la merluza

entré en el blog de la poeta. está muy apurada la poeta y escribe interpolando pifias de tipeo en frases largamente meditadas. que no faltas de ortografía. eso nunca. horror. la poeta va a la facultad de literatura y es re así nomás. en una de las entradas se pone beligerante y postea una serie de lugares donde reciclan baterías de laptop y de teléfono y pilas de mp4. la poeta tiene laptop y celular y mp4 y está muy preocupada por el deterioro del medio ambiente. aunque no tanto como para postear sobre la guerra mundial africana por ese infausto mineral que se utiliza en la fabricación de teléfonos móviles y aparatos electrónicos.

el coltán. la atareada poeta escribe así re desprolijo, decontracté. tiene cosas importantes que hacer antes de perder el tiempo con el blog. a veces reenvía cadenas de mails tocantes a temas sensibles.“un millón de firmas para prohibir la matanza de animales”. nunca se le ocurriría prohibir iraquíes para evitar la matanza de un millón de firmas; y eso que es poeta.

entré en otro blog, después en otro y en otro. los blogueros más sagaces optan por hazañas pseudo existencialistas en el barrio de Villa Crespo. a los comentadores de libros les gusta mucho Once y Villa Crespo. los encuentran fecundos, auténticos. nos cuentan de qué manera un corto que vieron en el MALBA les expandió el horizonte intelectual. la nueva camisa fucsia que compraron en la feria de Palermo.

el filósofo under quiere a través de una película que nos recomienda enfáticamente, rodada en el condado de Nebraska por un director desconocido, tomemos plena conciencia de nuestra condición mortal y a través de esta nueva concepción de la vida y de muerte valoremos cosas que él cita elípticamente.

acá cagamos la fruta.

el filósofo que se hace el under quiere seducir al gran público sin perder credibilidad entre sus pares. fantasea con la sintaxis. hablar de fútbol es más pulenta y bardero que escribir acerca de la sanción a la nueva ley de bosques. esta temática y problemática no tiene glamour oncológico ni ontológico.
el filósofo que se hace el under abrió talleres literarios y artísticos en Palermo, pero analiza severamente las contradicciones en las que incurren las políticas culturales del gobierno.
al comentador de libros latinoamericano, negro, subdesarrollado, le gusta Céline, le gusta Berlín. una ciudad a escala humana, camaradería berlinesa, y esa conjunción histriónica de nazismo, arte, locura y muerte que encuentra tan receptivo para el campo del arte.

el comentador de libros se tomó el S41 en Landsberger Allee. se bajó en Ostkreuz y tomó el S5 para el lado Westkreuz y se bajó en Warschauer. tomó el U1 para el lado de Uhlanstrase y se bajó en Schlesisches Tor. En una estación llena de turcos, Kottbusser, escribió: la belleza es otra cosa. y si no el sistema qué, pensó. su novia lloraba.

Tolo, la ausencia de un bosque atrás primero te irrita y después corta la respiración. no hay donde recostar la mirada. viste a Evo en el foro social mundial del 2002 en Plaza Houssay. aquella noche volviste caminando solo y lleno de bríos. te das cuenta que él está luchando en la realidad contra enemigos que vos combatís en la ficción. ahora que dejó de ser una amenaza ¿de qué nos disfrazamos? mejor lo matan así sacamos una solicitada de repudio en el diario del periodista del Maipo. título: evocando a Evo. el gordo siempre te ha tenido en gran estima y ante cualquier descalificación hacia con tu persona, el gordo Lanata se dilata. el comentador de libros irrumpe en un círculo aún más conservador que sus propias ideas. quedan pocos. las más viejas son más jóvenes que él.

Céline o Celan. Celan o Céline. Céline y Celan. siete cinco. dos seis. siete cinco. siempre le faltan cinco para el punto a Nalbandián. hoy me compré 3 pares de medias por 6 pesos. voy a reventar el post.