poludio

poludio

19.10.08

robar cable es delito

se robaron las tapas de alcantarillado. los cables eléctricos y de teléfono. los medidores. la electricidad. los postes metálicos de señaléticas de calles. se robaron las tapas metálicas de los desagües. se robaron hasta las mociones de Cámara que tipificaban esos delitos. se robaron las tuercas antirrobo. las llantas. las ganzúas. se robaron los medidores. se robaron los transformadores, los rectificadores. se robaron los restos de Kurt Cobain. se robaron los techos de las paradas de Retiro. se robaron un ladrón muerto. se robaron millones. se robaron monedas de baja denominación. se robaron piezas arqueológicas. se robaron el sable corvo de San Martín, el reloj de Belgrano, las manos de Perón. se robaron quince palmeras de una avenida. diez mil celulares por día. se robaron el grito de Munch. las placas de los monumentos. los picaportes de bronce, los vidrios de las ventanas. los riñones de los transeúntes. se robaron 14 localizadores GPS y se olvidaron de apagarlos. el clásico del domingo se robó la atención de las parcialidades de pungas. se robaron los bancos de las plazas y los besos robados. se robaron el agua de una laguna. se robaron camiones de caudales, vacas para morfar, mascotas para pedir rescate. se robaron un bebé en el Santojanni. Macri dice que los cartoneros se roban la basura. se robaron 27 picassos. un 25 y puso la denuncia. se robaron un cráneo para fumar marihuana. las toallas de los hoteles, los ceniceros de los restaurantes. se robaron una avioneta. se robaron un meteorito. las alhajas. se robaron una peluca. a punta de pistolas robaron en la tienda: prendas y la virginidad de la tendera. los espejos se robaron el alma, menos mal. se robaron el felpudo “yo lo encontré tirado”. me robaron: la billetera, el reloj, las zapatillas. la ropa colgada en la terraza. a un amigo le robaron una, dos, tres novias. se robaron dientes de oro. flores en los jardines de Quilmes. se robaron las voces que parlamentaban en silencio. los sonidos de la naturaleza intemporal. se robaron todo.

entonces si el robo es la quintaesencia de cada cosa, porque a la gente le gusta llevarse las cosas a la casa, acumular es hacer acopio, ya no de cosas sino de una serie interminable de robos. cuando alguien me cuenta que asaltaron una fábrica donde se produce el robo en serie, es decir, el bien robado ajeno sin solución de continuidad o hay una falla en la cadena productiva de robos, me siento indiferente como espina de arenque.

¿no sería trabajo social del escribiente, en días de ocio, o ahora, en esta precisa centésima destemplada de tiempo, comunicarle a conocidos, amigos y sus pares (mala gente de verdad) –de forma entretenida, pedagógica– que el robo no existe; o sugerir entre racionalidades punitivas de amigos, conocidos y sus pares (mala gente de verdad), siempre ansiosos por penalizar la pobreza, una remota posibilidad de que ese robo no exista verdaderamente, y que las cosas únicamente cambien de lugar: de un lugar en el que no se necesitan a un lugar en el que sí se necesitan?

en los noventas no se podía escribir la palabra desaparecidos sin obtener a cambio un meritorio premio literario. no estaba mal que así fuera. los capitanes de la industria del robo primero matan a los que piensan. con el tiempo nos preguntan qué pensamos y llaman a eso democracia. naturalmente no pensamos nada. qué vamos a pensar, tenemos el cerebro frito y azucarado; nos robaron el pensamiento, el órgano con el que pensábamos.